Kewpie
‘Kewpie’ expuesto en el Museo Art Nouveau y Art Déco Casa Lis.
J.D. Kestner. Biscuit. 30 cm. 1913. Fotografía: Imagen M.A.S.
Nos preguntáis por qué tenemos prisa. Vamos a ser muñecos, ¿sabéis? – Rose O´Neill nos ha enseñado cómo… de veras, la mejor manera es simplemente venir y jugar con ellos; convertirse en muñecos y quedarse con ellos.
(Traducción de la etiqueta original para el embalaje de Kewpie en Alemania)
El Museo Art Nouveau y Art Déco Casa Lis se encuentra habitado por pequeños y entrañables elfos de alas azules: los Kewpies. Esta figura diseñada por la ilustradora americana Rose Cecil O´Neill se ha convertido en un símbolo del Museo con su pequeña nariz chata, sus mechones de pelo rubio, manos extendidas en forma de estrella, tripa prominente, piernas unidas en forma de pedestal y traviesa sonrisa en forma de sandía. Gracias a estas características, Kewpie fue una adorable criatura deseada por niños de todo el mundo durante el siglo XX y hoy es una obra de arte codiciada por coleccionistas.
Rose O’Neill (1874-1944) fue la segunda hija de su familia (Wilkes-Barre, Pennsylvania). Aprendió a dibujar de forma autodidacta copiando obras de la biblioteca de su padre y a los catorce años ganó su primer concurso. Ya con diecinueve, se mudó a Nueva York y comenzó a realizar ilustraciones y carteles comerciales para revistas como Harper, Life, Broadway Life, Cosmopolitan, y Colliers. Además, se convirtió en la primera artista femenina de la revista Puck dibujando a otras mujeres como personas independientes, capaces, seguras, modernas y de carácter fuerte, lo que describía su propia personalidad. De acuerdo con ello, utilizó la inmensa popularidad de Kewpie para apoyar el movimiento por el sufragio de las mujeres en E.E.U.U.
Rose O’Neill (1874-1944), creadora de ‘Kewpie’, y algunos de sus trabajos.
Poco después de tener un sueño sobre pequeñas y regordetas criaturas que revoloteaban por su jardín, Rose O’Neill concibió a Kewpie como un hado élfico empeñado en hacer buenas obras de manera divertida. Su apariencia de bebé se debe al tiempo que Rose pasó con su hermano pequeño cuando era niña. Así, en el libro de Johl Janet , La Fascinante Historia de las Muñecas, Rose O’Neill explicó que simplemente había convertido un bebé temporal en un elfo inmortal añadiéndole un par de alas. Como resultado de ello, comenzó a publicarse la imagen de esta criatura en diversos libros y revistas, sobre todo cuando O’Neill comenzó a ilustrar historias de amor haciendo cabeceras y pies de página con Kewpie. Así ocurrió en en 1909, cuando Edward Bok, escritora de la revista Ladies’ Home Journal, pidió a O’Neill que dibujase una serie de pequeñas criaturas para acompañar sus textos. Con este fin, O’Neill compuso los versos ella misma y escribió una carta ilustrada con el personaje de Kewpie, una forma infantil de decir Cupido que resulta más divertida.
Rose O’Neill en 1907. Fotografía: Bonniebrook Gallery and Museum: http://discoveringroseoneill.blogspot.com.es
Las ilustraciones de O’Neill alcanzaron tal éxito que Rose comenzó a recibir cartas de niños pidiendo un Kewpie que tener en sus manos. Lo mismo ocurrió con las fábricas de juguetes, que deseaban comercializar la figura de Kewpie y hacían ofertas a Rose para producir el muñeco. Como respuesta a esta demanda, Rose modeló un Kewpie en plastilina con la ayuda del estudiante de escultura Joseph L. Kallas. Después, ella y su hermana Callista lo ofrecieron a la fábrica de juguetes alemana JD Kestner Co., que realizó el muñeco en biscuit a partir de 1912. Ya en 1913 O’Neill patentó a Kewpie y comenzó a producirse el muñeco en otras fábricas de Alemania y Estados Unidos bajo licencia de George Borgfelt & Co. (Nueva York).
Sello, etiquetas encontradas en muñecos Kewpie y firma de O’Neill. German Doll Encyclopedia 1800-1939 by Jürgen & Marianne Cieslik.
Los Kewpies eran adorados por niños y adultos y su encanto se hizo universal, de modo que durante los años 20 no solo aparecieron en revistas, sino también en campañas comerciales como la del Fonógrafo Edison, el libro de cocina Jell-0, los cereales Kellogg, Pinturas y Barnices Lambert y un sinfín de productos alimenticios. Como ejemplo de ello basta recordar cómo en 1925 un comercial japonés comenzó a importar mayonesa desde EE.UU cambiando el tarro tradicional por otro con un dibujo de Kewpie: Kewpie Mayonezu. Así fue como Kewpie se introdujo en Japón, donde aún hoy adoran al muñeco.
Imágenes de Kewpie en distintas campañas comerciales y etiqueta original del muñeco.
Además de dibujar a Kewpie para revistas y carteles, O’Neill también escribió e ilustró ocho libros para niños entre 1912 y 1936, así como varias novelas y poesía. Gracias a ello mantuvo a su familia y viajó por toda Europa, donde también se dedicó a la pintura y escultura. A pesar de ello, sufrió graves dificultades económicas a partir de los años 30, cuando el público perdió interés por Kewpie debido a la mejora que la fotografía suponía frente a la ilustración, se agudizó la crisis económica en E.E.U.U. y el estallido de la guerra mundial dificultó la producción de muñecos de biscuit en Alemania. Entonces trató de repetir el éxito logrado con Kewpie creando a HoHo, un Buda sonriente que no logró la misma aceptación. Debido a ello, esta artista, poeta, escultora, sufragista, filósofa, así como precoz mujer de negocios murió como una indigente en abril de 1944 a la edad de 69 años dejando a Kewpie como legado: he puesto todo mi amor hacia la humanidad en este pequeño personaje.
Imágenes de Kewpie en distintas campañas comerciales y etiqueta original del muñeco.
Como puede observarse en las piezas que se exhiben en el Museo Casa Lis, los Kewpies originales de J.D.K (la Companía Kestner) se elaboraron íntegramente con biscuit, si bien posteriormente algunos Kewpies sólo contaban con este tipo de porcelana en la cabeza, ya que el cuerpo se fabricaba con tela. Además, debido a la gran demanda de estos muñecos a lo largo de la década de los años 20, también se comercializaron numerosas versiones no autorizadas e inferiores producidas en diversos países con celuloide, tela y goma. Todas ellas trataban de captar la esencia de Kewpie, una criatura traviesa de buena voluntad, un angelito cortés y sonriente, tierno, que representa todo lo que nos gustaría ser aunque parezca imposible alcanzar. Por eso cada Kewpie del Museo Casa Lis nos invita a acercarnos a él con buen corazón, a ir y a jugar todos los días.
Ilustración de Tomás Serrano. ‘Lula en la Casa Lis’. Fundación Manuel Ramos Andrade. Salamanca. 2009.