NUEVAS PIEZAS EN EL MUSEO

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El Museo Art Nouveau y Art Déco – Casa Lis incorpora cuatro nuevas piezas a sus colecciones


(Jueves, 14 de febrero de 20199 El Museo Art Nouveau y Art Déco ha incorporado cuatro nuevas piezas a sus colecciones, incrementando y mejorando con ellas los fondos que se conservan y exhiben en la Casa Lis. La institución ha adquirido en distintas subastas la pintura “Niña con farolillo” del autor barcelonés Lluís Graner, una figura de terracota con forma de busto de mujer creada en 1905, otra escultura con un reloj de bronce y ónix diseñada por Josef Lorenzl, a quien se considera uno de los escultores más destacados del Art Déco, y una copa de vidrio soplado diseñada por Josef Hoffmann en torno a 1920. Así, la institución continúa cumpliendo sus fines fundacionales, dado que la voluntad del mecenas Manuel Ramos Andrade cuando se creó la fundación homónima que gestiona el Museo era que su “fin primordial fuera el de mantener, reponer y ampliar la colección de arte y antigüedades”. De este modo, la Casa Lis completa y amplía sus vidrios, pinturas y esculturas al sumar estas nuevas obras a las más de 2.500 que ya integran sus 19 colecciones y que a partir del 15 de marzo podrán visitarse durante más horas y días, ya que la Casa Lis abrirá de lunes a domingo entre las 11 y las 20 horas ininterrumpidamente.


Quienes se acerquen al Museo podrán disfrutar estas nuevas obras en la exposición permanente de la Casa Lis, integrándose en la colección de pintura la obra “Niña con farolillo”, una pintura al óleo creada por Lluís Graner Arrufí (Barcelona, 1863-1929) en torno a 1898. En ella se plasma el estilo realista del autor catalán, quien se especializó en la pintura de género, aunque también cultivó el paisaje y el retrato de escenas de la vida cotidiana con personas humildes. En ellas se revela la profunda influencia que Latour ejerció sobre Graner durante los años que el pintor vivió en París y que lo llevaron a centrarse en la expresividad de la luz artificial.


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Formado en la Escuela de La Llotja de Barcelona, donde fue discípulo de Benito Mercadé y Antonio Caba, Graner se trasladó a París en 1886 gracias a una beca. Aunque regresó a Barcelona en 1891, viajó posteriormente a Nueva York (1910), La Habana (1911), Nueva Orleans y San Francisco, donde expuso setenta y seis cuadros en la muestra individual más extensa realizada hasta entonces en la ciudad. Más tarde, retornó a Nueva York, donde también realizó otra exposición individual de gran éxito, y viajó a Argentina, Uruguay, de nuevo Cuba y finalmente, Nueva Orleans, donde enfermó y se arruinó. Poco antes de su muerte, regresó a Barcelona en 1928, dejando como legado obras que actualmente están presentes en el Museo del Prado, el MACBA de Barcelona, el Nacional de Arte de Cataluña, la Hispanic Society de Nueva York y el Museo Balaguer de Vilanova i la Geltrú, entre otros, así como en importantes colecciones privadas catalanas


A estas adquisiciones se suman dos nuevas esculturas en los fondos del Museo Art Nouveau y Art Déco – Casa Lis. La primera de ellas es un busto de mujer realizado en terracota policromado, firmado por “Liseau” para la fábrica de cerámica de Frédéric Goldscheider (Austria) alrededor de 1905. El autor se había trasladado desde Bohemia a Viena veinte años antes para fundar su fábrica de porcelana y mayólica, manufactura que se convirtió en una de las más influyentes en Austria y con filiales en París. Durante más de medio siglo, Goldscheider creó obras maestras de Art Nouveau (Jugendstil) y Art Déco y contó con artistas de la talla de Josef Lorenzl , Stefan Dakon , Ida Meisinger y los dos ceramistas austriacos más conocidos: Michael Powolny y Vally Wieselthier. Las figuras de Goldscheider son actualmente codiciadas por coleccionistas de todo el mundo y alcanzan precios asombrosos en subastas como Sotheby’s, Christie’s y Dorotheum.


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La otra escultura adquirida por el Museo Art Nouveau y Art Déco – Casa Lis es una pieza diseñada por Josef Lorenzl en bronce patinado con una figura sentada sobre una base de ónix y piedra y un reloj cuya esfera se ha realizado en ónix con carcasa de latón. Esta obra encarna uno de los temas preferidos por los autores del Art Déco, movimiento en el que destaca su autor como uno de los más talentosos entre los escultores y ceramistas de la época. Al igual que las creaciones de Preiss, Chiparus y Kelety, las de Lorenzl también se inspiran en la forma femenina y en la libertad que disfrutaron las mujeres durante esas décadas.


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La mayoría de sus obras en bronce y marfil mostraban desnudos femeninos delgados con piernas largas y elegantes danzantes con los ojos cerrados. Al autor le gustaban las posturas de baile y las esculpía en sus singulares estatuillas, las unía a los relojes de mármol, a las lámparas y a los sujetalibros. Además, al igual que esta escultura, la mayoría de las figuras de Lorenzl estaban adheridas a plintos brasileños de ónix verde.


Al igual que sus contemporáneos, Lorenzl también creó «Criselefantinas» combinando materiales como el bronce, marfil, el oro y la plata. Además, trabajó en la empresa de cerámica austriaca Goldscheider donde se produjo la pieza adquirida por el Museo Casa Lis. Las esculturas creadas allí por el autor siempre presentaban formas femeninas a través de líneas limpias y formas geométricas. Aunque todas ellas poseen un gran movimiento, carecen de complejidad y detalles, de modo que la mayoría de las figuras lucían su cabello con un estilo infantil, lo que convierte a estas esculturas simples y elegantes en el epítome del diseño Art Déco.


A estas obras se suma en la colección de vidrio del Museo Casa Lis la recién adquirida copa modelo “Bamboo” diseñada en torno a 1920 por Josef Hoffmann. La pieza fue creada por la firma checa Meyr´s Neffe, la casa de vidrio artístico de mayor tamaño y calidad a nivel mundial en esa época, y comercializada por la Wiener Werkstätte, los talleres vienenes en cuya fundación tomó parte Hoffmann en 1903. Allí se produjeron sus diseños entre 1903 y 1931 y, aunque a mediados de la primera década del siglo XX los artistas que formaban parte de esta organización derivaron hacia la utilización de una rica ornamentación, Hoffmann prefirió ser fiel a sus planteamientos geométricos y rectilíneos, más acordes con su sentido racional y arquitectónico. Su visión era acorde con la postura del arquitecto y teórico Adolf Loos, autor de «Ornamento y delito«, que tuvo gran repercusión en Viena y llevó a la creación de objetos despojados de decoración, siendo principios dominantes la industrialización y la defensa de la funcionalidad. Esta copa es buen ejemplo de ello, ya que se creó con cristal soplado transparente con el pie y vástago coloreado en ámbar y tallado en facetas careciendo de cualquier otra decoración, detalle característico de los trabajos de Hoffman a partir de 1910.


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